sábado, 14 de mayo de 2011

La lluvia acaricia tus párpados y te corre el maquillaje.
Pero a ti no te importa.
Tu fina piel blanca, tus cabellos dorados y esos ojazos verdes, hacen justicia a los tópicos sobre las inglesas.
La ropa se te pega al cuerpo.
Para ti es una de las sensaciones más maravillosas del mundo, mientras otras correrían para que el pelo no se les encrespase.
Pero tú sigues ahí en el banco de tu jardín.
Cierras los ojos y te acuerdas otra vez de él.
Ahora si que estás empapada.
Como te vea tu madre te va a caer una buena.
Aunque a ti, eso, ahora mismo te da igual.

¿Pero Charlotte, es eso que corre por tus mejillas realmente gotas de lluvia?

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