sábado, 29 de septiembre de 2012

Como si el agua fuera a llevarse tus problemas cañerías abajo. Pobre ilusa. Ni siquiera te secas la cara, simplemente te miras en el espejo. ¿Qué ha sido de Ilse? ¿Acaso estás enamorada? Empieza a temblarte el pulso. No, no puede ser. Todo empezó como un juego. Repasas los acontecimientos: Tu le gustaste. Intentó ligar contigo. A ti no te importó. Te largaste. Cuando no sabías qué hacer acudiste a él y en vez de mandarte a la mierda te acogió en su casa. No has podido dejar de pensar en él.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Temps de perdre.

El sabor de sangre le inundaba la boca. Cada segundo que pasaba la agonía del dolor de pierna aumentaba. El viento helado aliviaba un poco el dolor, pero no era suficiente. Cuando notó que si no paraba desfallecería ahí mismo se permitió el lujo de sentarse contra una pared. Los faros de un coche que pasaba por delante dejaron ver por un instante su cara. Con los músculos entumecidos por el frío, haciendo una mueca de dolor, y sus labios más rojos que nunca, pelados. Se atrevió a mirarse el muslo empapado en sangre. Aún tenía la bala incrustada en la carne.
Después de recobrar el aliento cogió un pedazo de la sucia nieve del suelo, que se fundía entre sus dedos cálidos, llenos de cortes y heridas. Antes de dejar que la nieve se derritiese del todo se la puso sobre la herida y soltó un gemido mientras notaba cómo un dolor punzante, agudo, le subía por la espalda y culminaba en el cráneo.

Pero no podía quedarse donde estaba. Hizo el mayor esfuerzo de su vida. Se puso en pie y continuó caminando, tambaleándose, intentando que el temblor de sus piernas no le impidiese avanzar por aquella aparentemente solitaria calle de Helsinki.
Sacó el reloj del bolsillo del pantalón. Se le cortó la respiración. No llegaría a tiempo. Pero no se dio por vencida y, como pudo se puso a correr hasta que, al fin, vio la parada de autobús iluminada por la tenue luz de una farola.

Y se dejó caer al suelo cuando vio el 23B a diez metros. Girando la esquina.

Bien, my mice. Esto es un texto que he hecho de deberes sobre una pérdida, en este caso es la pérdida del autobús, siempre dramatizándolo todo, así como a mi me encanta -por el cual me han puesto un positivo alto- y estaba tan super-upper contenta que he decidido traducirlo al castellano, a ver si recibo también vuestro postivo^^

jueves, 20 de septiembre de 2012

Learn to swim or you will drown.

La cabeza golpeó contra el muro y tuviste el placer de notar como el dolor punzante recorría todo tu cráneo. Tragaste saliva, y sangre. Pero no dejabas de mirarle a los ojos, desafiante.
-Venga, pégame más.-Cogiste aire para que no te temblase la voz y lo soltaste con la cabeza bien alta.- Está bien eso de que tus amiguitas me agarren para que no me pueda defender.
-Eres una mosquita muerta. No te hagas la chula.-Respondió Haley con una sonrisa vacilona.
-Te dije que no tengo drogas.
-Te dije que no te convenía meterte conmigo.
-Claro, teniendo a tu super ejército de esclavas es muy fácil.-Replicaste. Y otro puñetazo. Notaste cómo la piel de tu labio quebraba y la sangre empezaba a brotar. Otra herida más.-Deberían meterte en un correccional. Oh, perdona. Lo había olvidado, tus papis han preferido meterte aquí antes que manches su impecable historia. Les avergüenza tenerte de hija. Eres una gran decepción para ellos.
Esta vez su puño impactó en tu estómago. Pero sonreíste. Habías conseguido lo que querías. Puede que ella te estuviera destrozando físicamente. Pero no ibas a ser tu quien se pasara la noche llorando.
Y justo cuando volvía a levantarse su puño, algo le agarró el antebrazo.-Liam.
Susurraste perpleja.

lunes, 17 de septiembre de 2012

You didn't care to know who else may have been you before.

 "Bad actors with bad habits. Just some singers, they just play tragic"
Sin saber por qué vuelvo a escuchar esas canciones que protagonizaron la banda sonora de mi invierno pasado. Aquellas que -tampoco- sin saber por qué, abandoné cuando el sol decidió que era divertido hacernos pasar calor.
"But life's no story book. 
Love's an excuse to get hurt..."
Vuelvo a sentir el olor del dolor, de la angustia y por alguna razón que desconozco, me gusta, como si no quisiera olvidarlo. Como si fuera tan cobarde que prefiriera guardarlos en una esquina, enquistados en el pulmón derecho.
Vuelvo a notar la manta suave sobre mi piel protegiéndome del frío que entra por mi ventana abierta. Porque prefiero las tardes frías de domingo para escribir. No, no me he olvidado de las chicas -tampoco de ti, Dan- Pero de algún modo no me sienta bien el verano. El frío es mejor para enamorarse -nunca acabaré de entender por qué dicen que la primavera es la estación del amor-, para dejar que los sentimientos se escapen por entre tus labios cuando echas el aliento al aire queriendo hacer ver que eres un dragón. 

Aunque puede que realmente sea un dragón.
Limón ha despertado.
-Limón
Lover I don't have to love.

domingo, 16 de septiembre de 2012

I will meet you through the smoking flames, in the front line of war.

Entonces me di cuenta. Todo estaba cayendo. Todo se evaporaba. Cenizas es lo que éramos. Di otro trago a la cerveza que recorrió mi garganta, helada. Y decidí no hacer caso de nada. Volví a la realidad inventada en la que vivía. Abrí los ojos. Me encontraba entre una gran masa de gente apretujada en ese recinto demasiado pequeño para un concierto de un grupo tan conocido. Como pude, me abrí paso hasta la primera fila y dejé que los guturales del cantante fueran absorbidos por mi piel. Que la guitarra y el bajo, como si de una corriente eléctrica se tratasen recorrieran mis venas. Y que mi pulso lo decidiera la batería que parecía que de un momento a otro fuera a romperse por los fuertes golpes que recibía.
Volví a cerrar los ojos.
-Limón.
This war is ours.

domingo, 9 de septiembre de 2012

You made me nice for a while, but my dark side's true

El sonido del hielo quebrándose sonó por aquél piso casi vacío. Margaret arqueó una ceja. ¿De veras creía que podía presentarse ahí después de todo y decirle eso?
-No. ¿En qué narices te has metido ahora? Te dije que dejaras esos negocios.-De pie, al lado de la puerta cerrada por eso de que hasta las paredes oyen, él no podía estar más asustado.
-Joder. Que me dejes ya de una puta vez. No te metas más en mis jodidos asuntos.-Bebió de ese wisky barato que ahora le estaría destrozando el estómago lentamente.
-No, no puedes continuar así. De la última saliste por los pelos. ¿Acaso quieres terminar en la cárcel? 
-No intentes cambiarme.- La luz empezó a parpadear. Se sentó en lo que parecía ser un sofá cubierto con una sábana.
-Como quieras.-Contestó él cabreado.- Cuando te pase algo no moveré un dedo por ti. No pienso sacarte de tus embrollos.
-Lo harás, siempre lo haces.-Rió mientras daba otro trago.
-Me temo que esta vez va a ser diferente para ambos.Tu te metes, tu sales. No pienso meterme en tus asuntos. Tengo demasiadas cicatrices para querer hacerlo una vez más...-Dijo mientras Margaret se acercaba a él y con sus brazos rodeaba su cuello.
-¿Tienes un cigarrillo?-Sonrió.

-Margaret y él.