jueves, 30 de junio de 2011

Genoveffa había estado esperando con ansia ese día.

Desde lo alto de una colina contemplaba el horrendo espectáculo. La sangre brotaba de sus múltiples heridas, unas ya estaban secas, pero otras seguían supurando en abundancia. Un sudor frío corría por su frente. Pero solo tenía fuerzas para soportar jadeante el peso de su armadura y su espada, así que le dejó deslizarse por su tostada piel. Genoveffa había estado esperando con ansia ese día que ya había llegado. No mentiré diciendo que era esto lo que ella quería. Nunca le advirtieron de las atrocidades que se vería obligada a hacer. Las manos le temblaban al ver el dolor y el pánico en sus víctimas inocentes, pero al fin y al cabo, sus víctimas.Sin embargo no vaciló ni una sola vez con la mirada. Pero tampoco bajó la guardia. La noche inundaba la ciudad y en el monte ella aguardaba, viendo los carros del ejército del César llegar cargados de esclavos y mercenarios. 
Puede que no fuera casualidad la noche en la que nos encontramos en la taberna y me contó sus andanzas.

Pero puedo asegurar que vi miedo en sus ojos cuando afirmó con voz firme y raída.
-Yo vi arder Roma.

Que malote.

Entras en ele bar y ves a Edwar sentado en la barra. Tiene la chaqueta en el taburete de al lado, debe estar esperando a alguien. Coges la chaqueta y se la pones e el regazo. Te mira de arriba abajo con desprecio, pero no dice nada. No quiere precipitarse y cagarla como de costumbre.
-¿Así que ahora te dedicas a hacer tatuages eh? Que malote.
-Solo quería darle una lección.
Sueltas una carcajada.
-¿A John? Por favor. Con lo cabezota que es lo tienes difícil.
-Es un crío insensato.-Dice burlándose 
-Además, ¿Estás seguro de que esa era tu daga?¿Tan estúpida crees que soy como para dejar que siguieras el rastro que bajaba por el río? Nah, era más fácil coger otra parecida y mancharla de la sangre de los centauros muertos, había sangre tuya en tu habitación, y era cuestión de tiempo que se impregnase de mi olor. Eres demasiado arrogante como para pararte a comprobar si es la tuya. Eso lo ha hecho francamente más fácil


Notas que aprieta los puños de rabia, y saca los colmillos instintivamente, pero no va  a hacerte nada, no puede descubrir su condición de vampiro ante los humanos, o sería sacrificado. Le has engañado como a un chiquillo, él que tan orgulloso está de tener tanta experiencia, y le has humillado a base de bien. Está tan colérico que se ha quedado paralizado. Así que aprovechas la ocasión. Sacas las uñas y le haces un largo corte en el brazo, lo suficientemente profundo como para que se te pringue el dedo de su sangre oscura. Ves que pone los ojos en blanco de dolor y una sonrisa malévola aparece en tus labios. Lames la sangre de tu dedo y haces una mueca de asco.
-Bah, es tan sosa como tu.- Te levantas y le miras por última vez- Espabila, anda.

Te vas con una sonrisa en los labios. Te encanta que los planes salgan bien.


Señorita de Limón

No, tranquilidad no.

-¿Contenta?- Pregunta Tom al verte con cara de pocos amigos.
-¿A ti que más te da?- Gruñes mientras cierras la taquilla de un portazo.
-Creí que eras más inteligente, que sabías lo que te conviene...
-¿A qué viene esto ahora?
-Que yo de ti habría dejado al imbécil a tiempo...
-¿Eres tú el de los mensajes?- Dices colérica y lo agarras de la pechera.
-Eeh, tranquilidad.
-No, tranquilidad no. ¿Sabes que puedo denunciarte por extorsión verdad? Es increíble que estando en derecho te hayas atrevido a hacer algo así. 

Subnormales, subnormales everywhere...

Charlotte.

martes, 28 de junio de 2011

Has caído muy bajo esta vez Julien.

-Eres estúpida, sabes bien lo que quiere Pierre.- gruñe él enfadado mientras te sigue por la calle. Está más enfadado aún por el hecho de que le estés ignorando creo yo.
-¿Y a ti que más te da? Se supone que te doy igual.-Dices mientras levantas una ceja y sonríes pícara.-Además, tu haces exactamente lo mismo.- Y vuelves a darle la espalda. Pero te tira del brazo y te acerca a él.
-No es verdad.- Asegura y te planta un beso. Pero te apartas en seguida.
-Vaya ¿un beso? has caído muy bajo esta vez Julien.-Sueltas una carcajada y vuelves a darle una calada al cigarro.


Y te vas dejándolo pasmado y con una sonrisa en los labios. Lo ha conseguido. Te ha convertido en él.


Bru.

Más vale que sea antes de sufrir demasiado

-Morir debe ser algo alucinante. Esa sensación de que lo último que ves, que oyes, que sientes... es eso que te rodea... Buah, debe ser alucinante.
-¿Pero que dices?
-Asúmelo, todos moriremos algún día, más vale que sea antes de sufrir demasiado ¿no?

Esas palabras resuenan en mis pesadillas cada noche. Esas palabras que Mila me dijo el día antes de que la encontrasen muerta en su cuarto entre pastillas y ron. Daría todo lo que soy y lo que seré por saber si lo último en lo que pensó es en el daño que nos hizo a todos...

Un algo especial.

Georgette siempre tenía la mirada perdida. Siempre pensando en lo que iba a hacer, nunca disfrutaba del momento. Puedo asegurarte que nunca le vi llorar. Pero tampoco sonreír. 
Georgette tenía muchas amigas, pero ella no era amiga de nadie. No he visto nunca a alguien tan reservado como ella, no entiendo por qué iban a ella como moscas a la miel.
Lo cierto es que tenía algo. Un algo especial, o simplemente que la luz en ella brillaba por su ausencia. 

Solo sé que un día cogió la moto y nadie nunca la ha vuelto a ver.

lunes, 27 de junio de 2011

Los que caigan esta noche.

Tu primera navidad sola. Con la única compañía de una botella de vodka. La dulce Ilse que muchos conocían está hibernando, ahora una tal Chloé reina en ti. Ella te ha hecho probar la sangre. Te ha vuelto fría y dura como una roca. París ya ha visto metamorfosis similares a la tuya, pero lo que le queda por ver va a ser un espectáculo digno de presenciar.
Bru se asoma por la puerta de la habitación.
-Venga vístete, nos están esperando.
-¿Quiénes?
-No sé, los que caigan esta noche.- Dice riéndose. 


A esto se le llama espíritu navideño...


¿Ilse?

domingo, 26 de junio de 2011

Empieza por C...

Vas a clase y te encuentras a Emilie con Paola. Te mira desafiante ante tu cara de estupor. Paola te ve y va a buscarte. 
-Me está contando una historia de una ex amiga suya que era más puta... Tienes que oírlo.- Dice entre carcajadas- ¿Cómo me has dicho que se llamaba?-Pregunta a Emilie.
-A ver si lo adivinas. Empieza por C...
Des de luego no está jugando limpio, pero tu tienes que contraatacar. O eso o permites que descubran quién es C.

Lo que está claro es que no va a parar hasta desquiciarte por completo. 


Claire.

sábado, 25 de junio de 2011

El secreto de las llamas...

El fuego siempre te ha hipnotizado. De pequeña pasabas horas delante de él, a pesar de que te escocían los ojos. El crepitar de la madera consumiéndose hasta expirar convirtiéndose en cenizas, te relajaba esas frías noches de invierno en las que te sentías sola. Y ahora más que nunca necesitas el calor de tu viejo y ardiente compañero, el  fuego. Ahora que sientes cerca el frío aliento del destino congelando cada una de tus células, y erizando tu piel, mientras observa malévolo como te desquicias preocupada por cómo va a jugar contigo esta vez.
Pero esta vez no te quedarás resguardada por las brasas. Te pondrás en pie y plantarás cara a la bruja de hielo, y cuando se vuelva para reírse de ti, hundirás tu daga en su espalda.

Total, no va de un muerto más...


Charlotte.

viernes, 24 de junio de 2011

Pero lo especial de ellos es que son satisfactorios.

Quizás es el olor de tabaco y perfume barato. Quizás es el alcohol. Quizás las ganas de hacerle una herida en su inexistente corazón. 
Quizás es que tu nunca te das por vencida, que siempre consigues lo que quieres sin importarte a quién debes pisar para ello, aunque sea a ti misma. 
Puede que no todo sea blanco o negro, pero no vas a ser tú quien lo descubra. Al menos no esta noche. 
Los besos de venganza no son dulces, pero tampoco insípidos. Son ácidos, como un limón. No son rosas ni incoloros. Son rojos como tu carmín.
Pero lo especial de ellos es que son satisfactorios. 
Aunque la cara de la persona a quien van dirigidos, -que no es quien los recibe, sino quien los observa- puede que hasta sea mejor.


Y nunca olvidarás la mirada de desprecio con la que te observaba Julien, mientras subías las escaleras hacia la puerta, destino a la cama de Pierre.


Bru.

jueves, 23 de junio de 2011

-C

-Vaya, han encontrado el cuerpo de un chaval que desapareció hace tiempo.
-¿A si?-Preguntas alarmada mientras subes el volumen de la tele. Es el tipo de las fotos. Ali te dijo que solo estaba inconsciente.-Tengo que irme- Dices mientras te levantas rápido dejando a Ryan desconcertado.
Sales y ya en la calle, notas que tu móvil vibra en el bolsillo. Un mensaje. Aunque sea con número oculto, ya sabes de quién es.
Vaya, veo que tu problema empieza a agraviarse. Me he percatado de que todavía sigues con el inútil ese. ¿Va siendo hora de que haga una visita a la policía, o aceptas mis condiciones?
¿Podrá tu papá rico pagar esto?


Charlotte. 

miércoles, 22 de junio de 2011

Algo llamado kharma.

-¿Qué haces aquí?- Preguntas nerviosa a Emilie
-Estudiar, se supone.-Contesta ella con una sonrisa burlona.
-Me refiero en Lugano, ya lo sabes.
-¿Por qué? ¿A caso hay alguien que me dijo que iría a vivir a Nápoles y que continuaríamos siendo amigas, de cuya existencia no he vuelto a saber nada, que le molesta que esté aquí?-Pregunta sarcástica, y con una mirada de ira, que solo habías visto en sus ojos una vez.

Y si mal no recuerdo, su víctima no acabó muy bien que se diga.


Claire.

Claro...

No te paseas por las discotecas más modernas, ni los sitios más conocidos. Huyes de los sitios a donde va todo el mundo.
Por eso todos saben que si quieren encontrarte, solo hace falta que te busquen en un pequeño pub con buena música, sentada en la barra. 
Por eso ves asomarse a Pierre por la puerta. ¿A caso quiere volver a emborracharte para acostarse contigo? lo lleva claro. 
Con una sonrisa en la cara se acerca a ti, que le miras con cara de no querer saber nada de él. Se aproxima a ti haciéndose el interesante y tu recoges las cosas para irte. 

Hasta que ves a Julien entrar por la puerta...


Brunette.

lunes, 20 de junio de 2011

No querrás comprobarlo.

Con la punta de tu revolver, pequeño pero poderoso apuntas al  estómago de ese hombre.  A un centímetro de su muerte todavía tiene la sonrisa en sus labios.
-Sé que no eres capaz.- Dice en tono burlón.
-No querrás comprobarlo. 
Suelta una carcajada interrumpida por un estallido. El mismo que hace que hace que sus ojos se pongan en blanco y que la sangre corra a borbotones por su boca. El mismo que hace que se apoye en ti antes de acabar tumbado en el suelo. 
Con una mirada de desprecio lo observas tendido en el frío empedrado de esa oscura plaza cuyo únicos testigos son las estrellas y esa luna tapada por las nubes que pronto empezarán a precipitar gotas de agua que se mezclarán con la sangre del fallecido y con el humo producido por el disparo. Que ahora se aleja y disuelve por el aire, que un inocente niño pronto respirará y sentenciará a muerte su bondad, convirtiéndose así en un asesino de sangre fría, impulsado por el odio de ver el cadáver de su hermano mayor muerto...

A ver si aprenden que nunca deben poner en duda tus capacidades. 


Ilse.

sábado, 18 de junio de 2011

La oscuridad de la noche me atrae. Los ruidos provenientes del exterior -y quizás también la rebeldía- me invitan a abrir la persiana y a asomarme por la ventana. Salir afuera y observar el espectáculo del cielo en calma desentonando con el viento que mece las ramas de los árboles y el motor de algún coche. El crujir del viento sacudiendo la persiana junto al rumor de la puerta de un coche cerrándose me enzarzan arrastrándome a descubrir las maravillas de la noche a las que nunca me he parado a prestar atención. Saldría si no fuera porque de este modo despertaría a los demás durmientes de la casa. "Demás" una palabra un tanto inapropiada teniendo en cuenta que a las tres y media de la madrugada, servidora está siendo seducida por el misterio de lo que aguarda afuera intentando cautivarme cual canto de sirena para un solitario marinero perdido por el océano.

Mi mente debate ahora en si escuchar atentamente estos estremecedores sonidos que dan pie a que mi imaginación desborde, es una sensación equiparable a la de salir y contemplar el relajante reflejo de la luna en un mar teñido de noche adornado con las perlas que son las estrellas...

Att: Jane Doe
¿Por qué cuando parece que todo vuelve a la normalidad, que no deseas mirar hacia atrás cuando bajas por la calle de tu casa al oír su voz que te llama mientras baja corriendo sin importarle que la mochila baile en su espalda, aparece él, de la nada, y pone tu mundo patas arriba?
¿Por qué el simple hecho de que te salude alegra tu día?
¿Por qué tu corazón parecía querer escaparse de tu pecho esta mañana cuando le has visto?
Su recuerdo solo te hace daño creando en ti el deseo de estar con él aún sabiendo que ese amor no es correspondido. Recordar como esas palabras se clavaron en lo más profundo de tu ser, escondidas por una máscara de trivialidad. ¿A caso es hipocresía ocultar tus debilidades? ¿Habría sido mejor que tu amiga se sintiese mal por algo de lo que ella no tiene la culpa? La gente piensa en limón como aquella tonta que no se entera de nada y a quien todo le da igual.
Pero eso es lo que piensan ellos. Si son felices así, déjales. Muchas veces te preguntas si alguna vez han pensado que tu también tienes corazón.
Lo que está claro es que si alguna vez alguien lograse ver lo que hay dentro de ti jamás volverían a verte con los mismos ojos.

Quizás es mejor que la estúpida de limón se quede quietecita protegiendo a capa y espada lo poco que le queda de dignidad...


Srta.  de Limón

viernes, 17 de junio de 2011

Sentadas en la cafetería las seis flores. Parecéis muy tranquilas, pero en realidad cada una está vigilando sus espaldas. Todas sabéis que hay alguien acechando para destruiros. Es el precio de la popularidad. Creía que ya habías aprendido la lección en Toulouse. Pero si es este el camino que quieres seguir, allá tu. Pero la aparente tranquilidad del grupo pronto desaparece. Concretamente de una de las caras, de la tuya. Al ver otra vez la melena rubia que el otro día hizo que tu rodilla parezca ahora un Picasso.
-Hola- Dice con una amplia sonrisa mientras te mira vacilona.
-Hola- Contesta sin ganas Bianca que se la mira de arriba a abajo observando por dónde atacar. 
-¿Qué haces tu aquí?- Preguntas intentando no parecer muy alterada.
-Perdona, ¿Nos conocemos?- Dice ella despreocupada y riéndose de ti por dentro. Aparentemente disimula bien. Pero en sus ojos brillan su parte más zorra y sus ganas de jugar. 

Pero si es eso lo que ella quiere, ya se las apañará. Sabe con quien se enfrenta así que lo único que esperas es que esté a tu altura. O como mínimo que haya subido un poco más el nivel des de la última vez que os tropezasteis. 


Claire
Una sensación de cosquilleo te recorre de arriba a abajo. Tienes ganas de comer pero te entran arcadas solamente de pensar en comida. Vuelve el síndrome de las manos sudorosas y compruebas por enésima vez que la guitarra esté afinada.
Oyes que te llaman. Te vuelves y ves que con un movimiento de cabeza te indican que subas al escenario. Y por un momento dudas. Pero es lo mismo de siempre. Es la misma coreografía que llevas repitiendo des de que empezasteis a tocar en salas. Subes secándote las manos en los pantalones. Miras al frente. Cincuenta, quizás sesenta personas están esperando. No es un número muy grande, pero es importante para ti. Porque en cada una de las canciones lo das todo de ti, y temes no estar a la altura. 

Pero es ese miedo el que te obliga a esforzarte y a conseguirlo.


Brunette.

jueves, 16 de junio de 2011

Un copo de blanca nieve cae sobre tu pequeña y helada nariz. Un enorme vaso de strarbucks, de café macciato entre tus manos es lo único que te da calor. El carmín de tus labios está por poco helado y casi no les permite gesticular. Tu ondulada melena de color trigo está protegida por la capucha de la sudadera que robaste a Ryan hace tiempo y que la has usado tantas veces des de que se fue, que ahora a duras penas conserva su olor remplazado ahora por el aroma de tu colonia. Mañana Ryan vuelve a Londres y aunque nunca lo habrías imaginado, no tienes ganas de eso. Todo acabará de una manera tan estúpida. Un error te va a costar demasiado caro. Acaricias la pulsera ya arreglada. ¿Quién puede tener tanto interés en que le dejes? ¿Alguna zorra de esas que le va detrás? No, ninguna  tiene tu teléfono, a no ser que te espíen, cosa que dudas mucho. Ha de ser alguien cercano a ti... ¿Pero quién? 

Sea quien sea, lo que tienes claro es que no vas a darle el placer de cortar con él.


Charlotte.
Tu larga cabellera rubia y lisa cual crin de un blanco caballo, ahora es una melena pelirroja -naranja tostado según tu peluquera- ondulada. Un piercing adorna tu labio inferior. Tus verdes ojos son ahora azul casi gris. Y esperas que a Bru le hayan convencido tus cuatro argumentos para ayudarte


Porque como no lo haga, estás perdida.


Ilse.
Los pies bailan solos sobre tu skate. No piensas en nada. Solo miras al frente. Saltas por los aires al llegar al final del tubo. Ves una cabeza de larga melena rubia que te observa sonriente con malicia. Se ríe de ti. La desconcentración nunca ha sido buena amiga del equilibrio y pronto te vienes abajo rodando por el suelo y creando así el asombro de los demás. Tu nunca te caes en el tubo. Levantas la cabeza para ver si todavía sigue ahí pero ha desaparecido ya. Los demás se acercan para ver como estás. Aunque tu no le das importancia.

Pero la sangre de tu herida en la rodilla que deja ver el nuevo agujero de tus pantalones y el gemido de dolor que produces sin querer al levantarte dicen todo lo contrario.


Claire.

De pequeña ya eras una gran estratega.

Siempre andabas mirándote los pies. Siempre cabizbaja. No es que fueras muy feliz. Pero siempre sonreías. Nunca entendiste esa manía que las otras niñas de tu edad de contarse todos los secretos habidos y por haber- Alguna incluso te obligó a leer su diario-. De hacerse mejores amigas en menos de una hora. Pero tu aprovechabas la ocasión. De pequeña ya eras una gran estratega. Cuando querías algo de alguna solo hacía falta que mencionases la posición el la que estaba para que te lo diese en bandeja de plata. De algún modo u otro siempre lo conseguías sin tener que delatar ninguno de los tuyos. Y eso que eran muchos. 


Así que siempre que veían venir a la pequeña Brunette con una amplia sonrisa y mirada amenazante a todas les temblaban las piernas rezando no ser la siguiente. 


Bru.

martes, 14 de junio de 2011

Como un pequeño big bang, esa chispa que lo cambia todo aparece de la nada. Los ojos se te encienden, y una sonrisa aparece en tus labios angustiados. Dicen que eso es producto de la sociedad. Pero en tu corazón siempre ha habido restos de vileza. Aunque siempre te hayan custodiado de el resto del mundo. Hay un monsturo de quién no te han podido resguardar. 

Y este monstruo se llama Ilse
¿Habéis oído lo de la nueva?- Pregunta Nina que casi se atraganta con el batido.
-¿Nueva? Si ya casi estamos en navidades. Vaya ganas de cambiar de instituto a estas alturas del curso- Dice extrañada Bianca
-Yo si. Dicen que es francesa ¿No?-Interviene Paola todavía medio dormida.-Y que vendrá a nuestra clase.
-¿Que te pasa Claire? Te has puesto blanca- Se alarma Debo.


Como sea alguien que te conozca, lo llevas claro.


Claire

No le diré nada a Ryan con una condición.

Sentada en la barra de un bar cuentas las horas que faltan para que vuelva. Van a ser los cinco días más largos de tu vida.
-¿Eres Charlotte?- Dice el camarero dudoso.
-Si ¿por?
-Es que me han dejado esta nota para ti.
El camarero se va y abres el papel doblado por la mitad.
No le diré nada a Ryan con una condición. Cuando vuelva tienes que cortar con él.
Parece que quien sea que te ha visto tiene bastante interés en dejar a Ryan disponible. 




Charlotte

domingo, 12 de junio de 2011

Te despiertas en cama ajena.  Puedes reconocer el póster de la pared. Una sonrisa de satisfacción esboza en tu cara. Con el pie buscas entre las sábanas hasta que encuentras su pierna. Poco a poco y disimuladamente te giras. Te acercas a él y le pasas el brazo por encima.Oyes como refunfuña. Le has despertado.
-Odio que hagas eso y lo sabes- Gruñe mientras se vuelve hacia ti.
Te ríes y le das un beso.
-Sabes por qué has dormido hoy aquí ¿Verdad preciosa?- Te dice sabiendo lo mucho que te molesta.
-Por la misma razón por la que la foto besándonos enfrente de la Torre Eifel sigue ahí- Dices señalando una estantería.


No sé de que se extraña, ya sabe que siempre vas un paso por delante.


Brunette.

Cuando eras pequeña eras la única de tus amigas que no le temía a la tormenta.

Otra vez llueve en París. Te recuerda a Essen. Cuando eras pequeña eras la única de tus amigas que no le temía a la tormenta. Mientras las demás buscaban consuelo en los brazos de sus madres con cada uno de los estrepitosos truenos, tú salías al porche. Te sentabas en la escalera y contemplabas ese concierto de la naturaleza. Cogías el violín y lo acompañabas. El violín es una de las pocas cosas que has traído contigo. Abres el armario y lo ves ahí. Lo sacas y te desvaneces entre las notas intentando olvidar que debes encontrar tres motivos para que Bru te ayude.


Pero eso ya da igual. Te has vuelto a quedar dormida con la luz encendida enterrada entre partituras.


Ilse.
Ves a Bru sentada en el sofá mirando la tele. Te quedas apoyada en el marco de la puerta, aguantando entre tus manos una taza humeante de café.
-Bueno, ¿y antes de venir aquí que hacías?
-Nadie sabe lo que hacía antes no entiendo por qué tendrías que saberlo tú, alemana.
-Preferiría que me llamaras Chloé.
-Ese no es tu nombre.
-Pero es importante que me llames así. Créeme.
-De momento no me has dado motivos para confiar en ti- Dice mientras se levanta- Ni siquiera sé por qué sigues viviendo aquí. Dame tres motivos para creerte y lo haré- Coge tu taza de café aprovechando tu despiste y se larga a su habitación.


Ilse.

Y entre una cosa y otra acabas perdiéndote entre las sabanas de su cama.

Estás en la fiesta de pie. No te gusta bailar. Nunca te ha gustado. Alguien te agarra de la cintura.
-Lo siento pero tengo novio.- Te das la vuelta y ves a Ryan riéndose.
-Vaya, seguro que está buenísimo.
-No, salgo con él por pena más que nada.
Te estrecha entre sus brazos como si fuese la última vez.
-Salgamos de aquí.
-¿Y a dónde vamos?
-No sé a otro lado.
Salís del local. Os escapáis por las calles de Londres. Le has echado mucho de menos.
-Creía que no volverías hasta dentro de dos meses.
-Es que el concierto de hoy se ha cancelado. Eramos teloneros de un grupo que no ha podido tocar. Así que he cogido un avión y he venido. Pero mañana tengo que irme.
-¿Que más da? Yo ya pensaba que iba a pasar mi cumpleaños sola.
Tenéis tantas cosas que contaros que las horas van pasando. Y entre una cosa y otra acabas perdiéndote entre las sabanas de su cama.


¿A caso se te ha olvidado que hay alguien amenazando de mostrarle lo que hiciste?


Charlotte.
Una fría brisa entra por la ventana mal cerrada de tu habitación. Tienes ganas de llorar. Pero reprimes las lágrimas. Como siempre. Piensas que estás mejor así sin él. No tienes ganas de hacer nada ni ver a nadie. Solas tus rayadas y tú. Te arrepientes de no haber aceptado su propuesta. Pero lo hecho hecho está. Te duele el culo de estar sentada en el frío suelo. Tu pelo está recogido en un improvisado moño a lo alto de tu cabeza. Un mechón cae por tu frente y con un vago movimiento de mano lo llevas detrás de tu oreja. Los días pasan y no sabes nada del juicio. Todos los problemas se están acumulando y prevés que va a llegar el punto en el que no vas a poder más y harás alguna estupidez.


A estas alturas deberías saber que las desgracias nunca vienen solas.


Bru.

¿No habrás sido capaz?

Te despiertas notando un hocico tocándote el lomo. Abres un ojo perezosa y ves a Adolph. Al reconocerle te incorporas rápido.
-John se ha ido esta noche.-Dice preocupado.
-Habrá ido a cazar.
-Igualmente es peligroso. Necesito que lo busques y lo traigas aquí.
Sales de la cueva corriendo. Te interesa encontrarle rápido. A ver si puedes dormir un poco más. Te preguntas cuál debe ser la relación entre él y Adolph. No es normal que siempre esté tan pendiente de él. Al cabo de un rato le encuentras. Está con Edward. 
-Vamos John. Adolpf me ha dicho que te lleve a la cueva.
-Dile que me deje. Que no soy un crío. 
Edward sonríe con maldad. Seguro que ya le ha comido e coco para así crear tensión en el clan y que bajéis la guardia. El bicho este es astuto. Pero tu lo eres más.
-Venga va pequeñaja, ya le has oído. Dejadle más libertad -Interviene Ed.
-Esto no tiene nada que ver contigo.- Replicas cada vez más cabreada.- Venga. Ya discutiremos por el camino.
Te acercas a John y te colocas de espaldas al vampiro. Si hablas de espaldas a él no puede oírte. Pegas de ser un chupasangre. Nunca lo harías. Pero sabes que Jonh no permitiría que te pasara nada.
-Entiendo que estés enfadado conmigo. Pero tenemos que volver.-Ves que abre el hocico con intención de replicarte pero le detienes a tiempo.- Te va a oír. Si te dije eso fue porque todavía no sabíamos que iba a pasar con los de Waldemar   y necesitaba estar sola. Y ahora vete que tengo que zanjar un asunto.

Consigues convencerlo y Se va. Edward se queda analizando la situación. Ya ha pillado el punto débil del lobo. Debe creer que si cae él te arrastrará a ti. Iluso.

-Vaya. Tienes influencia sobre el cachorro ese eh.
-Me subestimas demasiado. ¿No has aprendido todavía le lección?
-Sigues siendo una enana.
-Una enana que ha escondido la daga de plata que a algún despistado se le ha caído del bolsillo mientras acosaba a un lobo.
-¿No habrás sido capaz?
-No te me deprimas ahora mujer. Que una enana como yo te de mil vueltas no es para tanto. Asúmelo  - Le dices con sarcasmo.

Y desapareces antes de que pueda decir nada.


Srta. de Limón.

viernes, 10 de junio de 2011

Tu móvil vibra encima de la mesa y te despierta.Te duele la cabeza. Te prometes a ti misma que nunca volverás a dejarte convencer de ir de copas para distraerte.
"El amiguito ese tuyo debe estar preguntándose que estás haciendo en su ausencia. Yo creo que estas fotos le aclararán un poco las dudas. ¿No?"
Abres las fotos que te ha enviado. Esta vez si que has metido la pata. Y mucho. Te entra pánico. No recuerdas nada de eso. Pero las pruebas lo demuestran. ¿Cómo has podido hacer eso? Esto es imperdonable por muchas justificaciones que te inventes. Porque recordar solo a medias. Así que si Ryan se entera ya puedes ir empezando a idear alguna evasiva.

Ya lo dicen. El que espera desespera.


Charlotte.
Tu tumbada en tu cama boca arriba. Pensando en Emilie. ¿Qué habrá sido de ella?
Qué más da. Eso ya es historia.
Se te da bien el papel de ingenua. Tu profesora de teatro estaría contenta de verte.
Sabes que las cosas se están agitando en Toulouse. 
Tu ida no ha dejado a nadie indiferente. Les dejaste un sabor amargo a todos. Pero no puedes volverlo a repetir.
Aunque fue divertido, para eso ya está Debo.

Me pregunto qué pasaría si todos ahora se enterasen de quién eras entonces...

Claire.

jueves, 9 de junio de 2011

Un sentimiento de ahogo y desesperación con un toque de miedo lleva pegado a ti todo el día.
Estás desconsolada. Si te descubren no tienes otra opción que rendirte. Y ese no es tu estilo.
Le hiciste una promesa. Que nunca le pasaría nada. Y la has incumplido. Sabes que él nunca permitiría que te rindieses así como así. 
Has estado escondiéndote toda tu vida. Ya es hora de mirar cara a cara a la muerte y olvidar eso llamado ¿miedo?.
No puedes dejar tu rastro pero sí tus huellas.


Te asomas a la ventana y ves a Bru sentada en un banco fumando. Como siempre.

Ella te ha sonsacado lo que quería. Ahora te toca usarla para conseguir tu lo que  quieres.


Ilse
Te veo conectado y me entran unas tremendas ganas de hablarte.
De contarte que por fin me han dado las notas y que no tengo que recuperar lengua.
Preguntarte si nos veremos este verano.
Decirte que creo que tres meses no van a ser suficientes para olvidar los seis que llevo enamorada de ti.
Que me gustaría tenerte a mi lado.
Saber si tu ahora mismo tienes la misma duda de si hablarme o no.
Aunque eso ya sé que no.
Pero soñar es gratis
Así que voy a hacer como si nada y esperaré verte mañana.

Att: Jane Doe

miércoles, 8 de junio de 2011

Caminas por Picadilly dirección Kensington. Has quedado con esas dos flores para preparar la fiesta.
Bajas a toda prisa por las escaleras del metro. Pasa uno cada cinco minutos, no tienes por qué correr. Pero te da rabia que siempre se te escape. Así que bajas a toda prisa. 
Reparas en que algo te tira de la pulsera que Ryan te regaló. Se ha quedado enzarzada en el bolso de una señora.
Pero cuando reaccionas es ya demasiado tarde.
¿Resultado?
Veinte bolitas de porcelana volando por la concurrida estación de metro.
Las coges corriendo con la ayuda de mujer y las metes a toda prisa en el bolso.
Entras en el vagón jadeando. La gente se queda mirándote pero te da igual.
Te sientas y buscas las esferas. Suerte que el bolso es pequeño.
¿Dónde debe estar ahora?
Seguramente que hay un montón de zorras intentando ligar con él. Pero tu confías en Ryan, así que no te preocupas mucho. 
Se fue hace una semana y para ti es como si hubiera pasado ya un año. 
Echas de menos que se presente en tu residencia a las tantas para darte las buenas noches. Que te esconda el maquillaje porque considera que estás más guapa. El piercing de la lengua. Incluso que se discuta cada dos por tres con Tom.


Pero ahora tienes una fiesta que organizar y poco tiempo que perder.  Así que ta bajas en la estación de South Kensington.


Debes distraerte e intentar amenizar estos tres meses que quedan...


Charlotte

martes, 7 de junio de 2011

Sales de clase y te encuentras con Pietro. Perfecto. Es la última persona en el mundo a quien tienes ganas de ver. Sales rápido intentando pasar por desapercibida. Pero de nada sirve. 
-Eh, espera Claire-Dice mientras te agarra de la mochila.
-¿Qué quieres ahora?
-He venido para ver cómo estás.
-Perfectamente. ¿Algo más? Es que si no te importa tengo que ir al laboratorio de química.
-Quería disculparme por lo del otro día.
-Déjalo. No pasa nada.
Te das la vuelta y sigues tu camino. Pero notas que te vuelve a coger.
-Espera.
-¿Y ahora qué?
-Que lo siento.
-Vale.¿Puedo irme ya?
-No hasta que me perdones.
-Vale, ya te he perdonado.
-Sigues enfadada.
-Pero no es contigo.
-Pues quedamos en Ginno's después de clase y me lo cuentas. Sin excusas eh.
Y se larga antes de que puedas decirle nada.




Parece que intentando quitártelo de encima has conseguido todo lo contrario.




Claire

lunes, 6 de junio de 2011

Por eso amigo, tu alza la voz. Di que tu nunca pediste opinión.

Hoy he vuelto a llorar hasta tal punto que tango los ojos irritados.
Dicen que después de una buena llorera lo ves todo más claro puesto que las lágrimas purgan la vista-en sentido figurado, espero que se haya sobreentendido- Pero cada vez veo las cosas más enmarañadas.
Quiero huir de todo esto. Convertirme en un ser enano. Del tamaño de una pulga. Que nadie pueda verme. Que nadie pueda volver a herirme. Tan pequeña que ni siquiera yo pueda manipularme.
Sé que lo único que puedo hacer es dejar pasar el tiempo. Pero no puedo esperar.
Creo que ya no me quedan uñas por morderme...
Ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esto si sé que mis entradas son una mierda en comparación de las de Limón.
Supongo que necesito desahogarme de alguna manera.
En fin. Espero no haberos hecho perder mucho tiempo...

Att: Jane Doe.

So I light this cigarrette and smoke the night away.

I spoke into his eyes
I thought you died alone
A long long time ago
 
 Sentada en un banco enfrente de tu casa. Ves pasar a la gente, afligidos. Normal, es domingo y ya oscurece.
Echas la cabeza hacia atrás apoyándote en el respaldo.
 I laughed and shook his hand And made my way back home I searched for form and land For years and years I roamed 
 Oyes crujir el banco. Cogen uno de tus auriculares y automáticamente te giras para ver quién es el usurpador.
No lo puedes creer. Es Julien. Se habrá quedado sin ninguna amiguita de esas suyas que le caliente hoy la cama.
Se coloca el receptor y se queda mirando al frente.
-¿Sigues escuchando esta cochambre?-Suelta sin ni siquiera mirarte.
-Hola a ti también.-Le arrebatas el auricular y te lo vuelves a poner.-Si tanto te molesta no entiendo por qué lo escuchas. Sabes de sobra que siempre escucharé esto.
-Pensé que habrías cambiado de gustos. Nunca entenderé tu pasión por el grunge.
-No soy de las que cambian de un día para otro. No como tu.
Suelta una carcajada. Te mira. Por primera vez des de que ha llegado. Nunca le ha gustado establecer mucho contacto visual con la gente. Otro síntoma más de su falsedad.
-¿Entonces te sigo gustando yo?-Insinúa mientras pasa su brazo por detrás de tus hombros.
-¿Tan desesperada crees que estoy?
-Eso esperaba. Pero o me equivocaba, o estoy en lo cierto pero te haces la estrecha...
-Si solo has venido a por eso ya puedes irte. 
Sin decir nada se levanta. Se planta delante tuyo.
-Pues no sabes lo que te pierdes- Te dice mirándote por encima del hombro.
-Si lo sé. Te pierdo a ti, que es lo que llevo intentando des de hace tiempo.-Le contestas con pose arrogante mientras se larga de ahí.


Y enciendes un cigarrillo para quitarte el mono y el olor a él de tu ropa. Que no sabes cómo, pero ya le ha dado tiempo de pegarse a ella...


Bru.

domingo, 5 de junio de 2011

Llegas a la cueva sofocada. Te acercas a Adolph el líder. Es un viejo y sabio lobo. Se dice que Alaric, el mítico lobo todopoderoso le concedió la inmortalidad después de salvar su vida y haberle demostrado su nobleza y valentía.
Al verte hace una mueca y los demás se marchan dejándoos solos.
-¿Qué ocurre?-Su voz ronca resuena en las paredes
-Hace un tiempo que estoy teniendo algunas disputas con un vampiro. Ha avisado a Waldemar. Vienen a por todos. Pero un centauro me ha avisado de que está toda la selva negra de nuestra parte.-Dices ante su expresión azorada.- En ningún momento creí que podría poneros a todos en peligro. Si lo hubiese sabido nunca habría venido aquí.
Bajas la cabeza como símbolo de arrepentimiento.
-No te inquietes, si Waldemar ha decidido atacarnos no es porque se lo haya dicho él. Hace muchos años, él y yo tuvimos varios enfrentamientos. Le arrebaté lo que más apreciaba y juró que algún día ajustaría cuentas conmigo. Esto solo es un subterfugio. En todo caso tenemos ayuda. Gracias por avisar. Me gustaría tenerte a mi lado. Eres joven, pero tienes mucha experiencia, tu avidez y inteligencia nos servirá de gran ayuda.
-Lo haré encantada. ¿Entonces les digo a los centauros que aceptamos?
-Obviamente.


Sales corriendo hacia el árbol Blaz, ves a un duende y le explicas a qué vienes.
Te abre la puerta del árbol, que conduce a la ciudad Adalia, pero como que no se fía mucho de ti, eres escoltada por dos elfas guerreras.
Te llevan hacia el jefe centauro, Ademaro, está reunido pero te hacen pasar.
-Edward ha matado a dos de los nuestros. Ha amenazado a los demás para que se fueran si no querían sucumbir a sus colmillos.
-Será malandrín.Veo que él también se ha metido en todo esto. Esto pone la cosa más interesante.
-Pues yo solo veo un problema más. 
-Tranquilo, de él me encargo yo. He venido para comunicaros de que aceptamos vuestra ayuda, y que esos chupasangres no os volverán a molestar en cuanto termine todo esto. 
-Eso espero.
-Ahora si me disculpáis debo irme. La merienda me llama.
Te das la vuelta y las elfas te acompañan hasta la salida.

Al salir te pierdes entre la niebla. Cazar siempre te despeja la mente.

I dont want this moment to ever end where everything is nothing, without you

Estás tumbada en tu cama leyendo esto. No sabes a que ha venido lo de esta tarde. ¿Y si le ha pasado algo? Tenía todo el rato el teléfono apagado. Miras la pared en la que tu cama está empotrada. Llena de fotos vuestras. Empiezas a recordar todos y cada uno de esos momentos. Él es el único capaz de hacerte tan feliz hasta el punto en el que parece que tu pecho va a estallar. Pero no te importa si él es lo ultimo que ves. Y al parecer, se ha llevado tu corazón allá donde esté. 
Tu móvil vibra. Un mensaje suyo.
"Mereces una explicación. Lo siento. Estoy abajo. Te quiero."
Decides bajar a pesar de que no estás muy segura de las últimas dos palabras de el mensaje.
Bajas y le ves ahí sentado en las escaleras cabizbajo. Se levanta al oír que se abre la puerta y se acerca a ti.
-Lo siento de veras.-Te dice mientras te abraza.-Es que no pude ir.
-Claro, y era muy difícil avisar,¿no?-Hace un ademán de besarte pero te apartas.- ¿Crees que puedes arreglarlo con un beso? Estaba muy preocupada. No puedes desaparecer así por las buenas sin avisar.
-He ido a arreglar un asunto importante. Era una sorpresa.
-Te he estado esperando media hora y te he llamado una infinidad de veces.
-Lo siento, tenía el móvil apagado.
-Lo sé. ¿Y que es eso ten importante?
-No te va a gustar. Me voy dos meses a estados unidos.
-¿Cómo? Pero si mi cumpleaños es en tres semanas.
-Lo sé, pero es una oportunidad muy buena para el grupo, y no la podemos dejar pasar. Lo compensaré de verdad. Te llamaré cada día. Lo juro.
-Eso si no tienes el móvil apagado claro.-Le dices enfadada.
Te coge de la cintura y te besa. Esta vez si que te dejas.
-¿Cuando os vais? 
-Pasado mañana.
-Pero me has de traer algo de cada uno de los sitios donde toquéis eh.


Y os quedáis sentados en las frías escaleras hablando toda la noche desando que ese momento no se acabe nunca.


Charlotte

Pero de nada sirve cuando el corazón vence a la razón.

No puedo evitar volver a caer. Por mucho que lo intente vuelvo a ser tan estúpida de dejar que el zagal de los ojos de color miel(vamos a llamarle "J", algunos puede que entiendan de que va todo esto) se meta en mi cabeza y me ha emborronado las neuronas. Y a quién voy a engañar. Lo he intentado. He puesto mil y un pretextos. Pero de nada sirve cuando el corazón vence a la razón.
Puede que no esa tan fuerte como creo. O que lo sea demasiado como para conformarme con lo que sé seguro que puedo tener y me voy a lo difícil.
La verdad no lo sé.
Solo espero que todo esto acabe pronto y acabe bien...

Att: Jane Doe.

sábado, 4 de junio de 2011

You take my life, but I'll take your too.

Te han llegado noticias de Angie.
Ha suspendido alemán. Tendrá que ir a recuperación.
Llora desconsolada en clase mientras el profesor se la mira indiferente.
Empiezan a llegar más gente atosigándola así.
Gente a quien le importa bastante poco lo que le pase pero aún así se lo preguntan. Para quedar bien.
Pero Angie es fuerte. Pasará la recuperación. Aunque solo sea por orgullo.
Tiene que demostrarle al mundo que ella es capaz de lo que sea cuando se lo propone.
Pero el profesor le dice que lo tiene bastante complicado.


Llega la noche y con ella la rabia de una loba que está ya harta de todo.
Hoy no va a necesitar ayuda. 
Irá sola. Esto ya es personal.


El escarmiento que se lleve el profesor cuando vea su coche hecho añicos y sus queridas plantas destrozadas va a ser legendario.


Y orgullosa de su revancha se va de ese sitio. A perderse en las sombras y quién sabe, quizás a comer plátanos, que hoy tiene antojo de fruta.

jueves, 2 de junio de 2011

Te desvelas con un resacón tremendo. Estás vestida, y tu ropa desprende hedor a alcohol.
La luz que entra por la ventana te molesta en los ojos, pero estás demasiado exhausta como para levantarte a bajar la persiana.
Das media vuelta y te tapas la cara con la sabana.
Pero nada. Ahora los vecinos se han puesto a gritar.
Con tus míseras energías te levantas a por un vaso de agua.
Te encuentras a Bru en la cocina. Se te queda mirando con una sonrisa perversa.
-Menuda pillaste anoche eh.
-Ya ves, no lo entiendo. Normalmente no bebo mucho.
-Cosas que pasan-Dice, y da una calada al cigarro.
-Me pasaría todo el día en la cama.
-¿Pero no tienes que ir a arreglar el papeleo? Ya sabes lo del registro civil, la cartilla de escolaridad, y todo eso. Antes de que te pillen. ¿No Chloé? Si es que es así como realmente te llamas.
Esas palabras te sacuden. Te despiertas de golpe. Como si te hubiesen dado un guantazo.


Vaya por donde, parece que a alguien se fue un poco de la lengua anoche... 


Ilse

Los poetas de corazón exánime murieron al enamorarse.

¿Te has sentido alguna vez como si nada ya te importase?
¿Como si te diese igual lo que ocurra de ahora en adelante?
¿Has sentido la fría lluvia deslizándose por tu espalda mientras andas desconsolada por el camino de la amargura que te lleva a un hogar donde nadie te entiende?
¿Has visto en los ojos de quien hace que te levantes cada mañana para poderle ver en el instituto odio hacia ti?
¿Tienes el corazón de piedra por los golpes que te da la vida?
Yo sí.

¿Hay alguien a quien le puedes contar lo que te pasa sin que te juzgue?
¿Has sonreído hoy?
Pues yo no...

Att: Jane Doe

miércoles, 1 de junio de 2011

Sabes que estás tumbada en un sitio blando. Pero no puedes abrir los ojos ni moverte.
-Trae alcohol y algodones.- Oyes a Debo gritar.- Por favor despierta. No podemos llamar a una ambulancia. ¿Y vosotros que miráis? Sacad la hierba y el alcohol antes de que tengamos que llamar a la policía.
Al decir eso oyes como la gente empieza a exaltarse y a irse.
-Vamos Bianca, dale aire.
-¿Cómo?-Dice ella con las neuronas paralizadas del susto.
-Pues con un libro, una revista, yo que sé. Parece mentira.
Oyes el ruido de sus tacones alejarse. Un golpe y un "perdón". Pronto notas aire acariciando tu cara. Mientras Debo te coge de las manos.
-Ya está- Grita Paola.- ¿Dónde están Nina y Gi?
-Han ido a ayudar a Pietro a enderezar un poco la casa, por si acaso. Anda trae eso.
Exhalas un olor fortísimo y abres los ojos en el acto. Nina te abraza.
-¿Pero qué te ha pasado? Tu sabes la que has liado.
-¿Le has dicho a Pietro que quería follar con él?-Dices furibunda.
-Claro, encima que te ayudo, vas y te enfadas.
-Es que yo no quería.
-¿Anda cómo no vas a querer?
-Pues por que no quiero. Que solo tengo dieciséis años por si se te ha olvidado.
-¿Y? No me digas, que todavía eres virgen.



Claire

Can you believe?

Tic, tac, tic, tac, tic, tac...
Oyes las manillas de tu reloj advirtiéndote que el tiempo pasa.
Sentada en esa cafetería con la cabeza apoyada en la mano y el codo a su misma en la mesa.
Tornas la cabeza para mirar por la ventana. 
La gente pasa; algunos lloran, otros ríen. Unos aceptan su desgracia, mientras, otros la ocultan bajo un antifaz de sonrisa excusándose con pretextos que, personalmente, a ti no te interesan.
Miras la hora por enésima vez. Llega tarde. Pero esta vez no han pasado cinco minutos. Ni diez. Han pasado ni más ni menos que veintisiete. Perdón. Ahora ya son veintiocho.
No coge el teléfono ni contesta a tus mensajes.
De modo que coges tus cosas y te vas.
Te ha plantado. No entiendes por qué. 
Le mandas un mensaje diciéndole que tienes una gran noticia, y ¿es así como te responde?
Más le vale tener una buena coartada.
Quizás sea como todos. Quizás como ninguno. Tal vez simplemente esté jugando. 


Tal vez no sabe que aquí eres tú quien pone las reglas del juego.
Charlotte.

I've never lost control.

A la una y media y ya se tambalea al andar.
Está confiada, así que no tendrás muchos problemas para sonsacarle la verdad.

-Venga, yo ya me voy a casa. Creo que he bebido demasiado, y no estoy muy acostumbrada.
-Pero tienes que celebrar que te has librado de tu ex.- Sonríes pícara.  Le traes un cubata. Ya la tienes en el bote- ¿De dónde me has dicho que eras?
-De Essen.
-Eso está en Alemania ¿No?
-Claro. Bueno, ahora sí que me voy.
-Venga quédate.
-Que no. Que mañana me tengo que poner a hacer todo el papeleo.
-¿Papeleo de qué?
-¿De qué va a ser? De lo del registro civil, la cartilla de escolaridad, y todo eso.
-¿Pero que no lo tienes ya?
-No, lo quemé. Imagina la que se liaría si alguien me pilla.

Coge su bolso y se va. Hacia la puerta. Te quedas boquiabierta. Así que tiene una identidad falsa. Interesante.
Pero vuelve a pedirte que la acompañes a casa, que se ha perdido.

Pobre. Te da tanta pena que aceptas, con tal de que no te la violen por el camino.