Otra vez llueve en París. Te recuerda a Essen. Cuando eras pequeña eras la única de tus amigas que no le temía a la tormenta. Mientras las demás buscaban consuelo en los brazos de sus madres con cada uno de los estrepitosos truenos, tú salías al porche. Te sentabas en la escalera y contemplabas ese concierto de la naturaleza. Cogías el violín y lo acompañabas. El violín es una de las pocas cosas que has traído contigo. Abres el armario y lo ves ahí. Lo sacas y te desvaneces entre las notas intentando olvidar que debes encontrar tres motivos para que Bru te ayude.
Pero eso ya da igual. Te has vuelto a quedar dormida con la luz encendida enterrada entre partituras.
Ilse.
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