Georgette siempre tenía la mirada perdida. Siempre pensando en lo que iba a hacer, nunca disfrutaba del momento. Puedo asegurarte que nunca le vi llorar. Pero tampoco sonreír.
Georgette tenía muchas amigas, pero ella no era amiga de nadie. No he visto nunca a alguien tan reservado como ella, no entiendo por qué iban a ella como moscas a la miel.
Lo cierto es que tenía algo. Un algo especial, o simplemente que la luz en ella brillaba por su ausencia.
Solo sé que un día cogió la moto y nadie nunca la ha vuelto a ver.
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