domingo, 24 de julio de 2011

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Te encantaba escuchar los latidos de su corazón.
Tu eras pequeña, frágil, tenías miedo...
Pero al apoyar tu cabecita en su pecho escuchabas el sonido del valor, de la fuerza. Al escuchar cada uno de sus latidos, te sentías segura, que nadie podía hacerte nada, que nadie os podía oír, ni ver.
Ahora, muchos años después lo has conseguido. Nadie puede verte, ni oírte. Nadie puede escuchar tus gritos.
Cada día maldices el momento en que te separaron de tu madre. Cada segundo intentas recordar esa sensación, ese sonido. Pero el tiempo pasa, los recuerdos se vuelven rancios, y cada vez te cuesta más revivirlo.

2 comentarios:

  1. Este texto me ha traído recuerdos, solía sentirme así de protegida cuando apoyaba la cabeza en el pecho de mi padre y me quedaba dormida al compás de sus latidos...
    espero que estés bien, un beso♥

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  2. Limón, esa parte de ella me rompe el corazón. (Soy Petite Mademoiselle, cambio de Nick).

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