martes, 24 de mayo de 2011

Me provocas hasta cuando respiras.

Y de repente estáis los dos tumbados en el césped de Hyde Park mientras él te hace cosquillas hasta que te salten las lágrimas.
Y cuando ya no puedes más, consigues que pare.
Y mientras tratas de parar de reír él se queda contemplándote.
Y al preguntarle qué le pasa se acerca a tu oído y susurra "Que me provocas hasta cuando respiras"
Y rodea con sus brazos tu cintura y te estrecha con fuerza. No deseas otra cosa más a que no te suelte nunca. Mientras va besando tu cuello creando en ti con cada uno de sus roces una adicción a él.
Y cuando se aproxima a tus labios el deseo que sientes es tal, que no pueden evitar el ir a encontrarse con los suyos.
Y con cada nuevo beso sientes que quieres otro más. Pero pronto paras. A pesar de que él sigue besándote. 


-Ryan, para por favor.
-¿Qué pasa? ¿Te he molestado?
-Al contrario, si me has puesto cachonda perdida. 
-¡Ale! Una señorita como tú no puede decir esas palabras. Va, en serio qué pasa.
-No lo sé. Te conozco des de hace nada, y me ya te has convertido en el centro de mi atención. Y cuando parece que tengo las ideas claras vienes tú con el olor ese tuyo, y esas cosas que me dices, y me lo vuelves a poner todo patas arriba. Así que déjame que me aclare a ver qué quiero.
Y sin soltarte todavía, te da un beso en la frente.
-Está bien. Pero si tú tienes 100 excusas para no estar conmigo. Te voy a dar 101 para estarlo.


Y le abrazas con fuerza y apoyas la cabeza en su pecho esperando que el tiempo se detenga.


Madre mía Charlotte, con lo que te ha costado llegar hasta aquí. Más te vale no dejarle escapar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si dejas comentarios, que sean sobre la entrada, blog, o alguna pregunta que tengas para mi. Por favor, no hagas spam, no visitaré tu blog si lo haces...
gracias :)