Una nube de confusión volaba, y giraba lentamente sobre su cabeza.
Sus últimos segundos en la tierra...
Te ofrecimos esto, este es el precio. Si lo quieres bien, y si no, allá tu.
Maldita codicia.
Malditos bastardos.
El sol no brillaba con fuerza, puesto que eran las siete de la tarde, un 5 de octubre de 1984.
El frío aire de Munich calaba cada uno de los huesos de su moribunda figura.
Había compuesto su propio réquiem.
Ahora venía el solo de contrabajo.
Precisamente 1984.
ResponderEliminarTe leemos.
P.
Me ha encantado :) impresionante ^^
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