domingo, 9 de octubre de 2011

Meow.

Y en una ciudad tan preciosa como Londres, con esos parques, esos edificios, el Big Ben. Oh el Big Ben, cada vez que paso por delante me siento pequeña, minúscula... Y cómo suenan sus campanas, imponedoras, gloriosas, parece que nos avisen del armagedon.
Me encanta ver cómo sale el sol desde cualquier tejado. Cómo la nieve que cae se funde al entrar en contacto con el agua del Thames.
Asustar a las ardillas de Hyde Park, y las ocas que merodean entre paseantes y turistas.
Y los sábados por la mañana en Portobello Ryan O'reilly Band tocando sus letras melancólicas que tantos paran a escuchar.
Me encanta sentarme en las escaleras de Trafalgar Square y mirar cómo se esconde entre los edificios el Big Ben bañado por la luz de la luna.
Nadie debe marcharse de Londres sin haber visitado el mercado de Camden. Con esas tiendas misteriosas, ese olor a comida de todos los países.


Lo que iba diciendo; que de toda la gente con la que me he cruzado, apuesto mis bigotes a que ninguna de ellas habrá pensado jamás la edad de esa gata callejera. Ninguna habrá adivinado mis más de ochocientos años de vida. Ni la de historias que he presenciado.
Algunos de vosotros conocéis las que os voy contando a medida que me entero.
Pero conozco otras que nadie más sabe. Otras que pasaron hace tanto que no las recuerda ni el viento.

¿Queréis conocerlas?


-Limón.

1 comentario:

  1. que genial hasta me he imaginado caminando por las calles de londres, si yo quiero conocer esos misterios (:

    ResponderEliminar

Si dejas comentarios, que sean sobre la entrada, blog, o alguna pregunta que tengas para mi. Por favor, no hagas spam, no visitaré tu blog si lo haces...
gracias :)