miércoles, 26 de octubre de 2011

Por quién doblan las camapanas.

Estaba tumbado boca abajo, sobre una capa de agujas de pino de color
castaño, con la barbilla apoyada en los brazos cruzados, mientras el
viento, en lo alto, zumbaba entre las copas. El flanco de la montaña
hacía un suave declive por aquella parte; pero, más abajo, se convertía
en una pendiente escarpada, de modo que desde donde se hallaba tumbado
podía ver la cinta oscura, bien embreada, de la carretera, zigzagueando
en torno al puerto. Había un torrente que corría junto a la carretera y,
más abajo, a orillas del torrente, se veía un aserradero y la blanca
cabellera de la cascada que se derramaba de la represa, cabrilleando a la
luz del sol.

Hemingway, siempre, esos días en los que nada te sirve, en los que todo es lo mismo otra vez.
Tu inspiración, tu ídolo.
Saber que nunca tendrás el placer de conocerle.
Pero disfrutas de su obra, sus palabras maravillosas.
Esas que te hacen crecer como persona, como escritora, esas que te ayudan a avanzar, esas que te consuelan.

1 comentario:

  1. Joder, qué bonito. Me curraría un comentario para deicrte lo mucho que me ha gustado este texto pero estoy en clase :(
    Qué o quien es Hemingway?
    (Que sepas que eres segunda en mi lista de blogs favoritos!! :))
    Besos,
    Jan.

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